Estaba una paciente en la sala de expulsión tras un prolongado trabajo de parto, pujando y pujando sin lograr que su hijo nazca.

La Doctora que atendía el parto, desesperada le gritaba a la paciente:

-¡Puje señora, puje, si por ahí entró, por ahí tiene que salir!

La futura mamá puja con más fuerza sin que se logre el cometido. Desesperada la Doctora, le ordena a la enfermera que le asiste (que por cierto era muy gordita) que presione el abdomen de la parturienta para apoyarla en el trabajo de parto (Maniobra de Kristeller, la cual está prohibida en muchos países).

Después de algunos minutos de aplicar esta maniobra, el bebé sale disparado del canal vaginal cual tapón de sidra. La Doctora se ve sorprendida y el bebé empieza a resbalársele de las manos y ella hace malabares para sostenerlo, pero finalmente se le cae en el bote de basura.

Todos en la sala de expulsión quedan sorprendidos, con los ojos bien abiertos y con cara de que no lo creen. La Doctora mira a todos los presentes y con una risita nerviosa dice:

-¡Estos niños muertos, que resbalosos vienen! ¿Verdad?


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