Se encuentra una señora dando a luz y en la sala de parto están el médico de base, la enfermera, el médico residente de primer año, el médico interno de pregrado y el futuro papá dando ánimos a la parturienta:

-¡Vamos señora, usted puede!

-¡Puje, señora, puje, ya mero nace!

-¡Tú puedes amor, échale ganas!

Pero a pesar de los ánimos, el niño no nacía.

El médico de base, desesperado le dice al médico residente:

-¡Presiónale la panza para ayudarla!

Y el médico residente empieza a hacer lo que se le ha ordenado, pero nada más él bebé no nacía.

El médico de base ordena al interno de pregrado:

-¡Ayuda al residente y presiona tú también la panza!

El interno de pregrado ni tardo ni perezoso se coloca al otro lado de la paciente y empieza a presionar el vientre.

Es tal la fuerza que aplican los médicos estudiantes, que en una de esas presiones el niño nace disparado cual tapón de sidra de navidad.

El médico de base desesperado intenta atrapar al bebé, pero es tanto el impulso al nacer que se le resbala entre las manos, golpea en la pared de atrás y cae al bote de basura.

En la sala todos quedan perplejos y en silencio total. El médico de base levanta la vista y rompe el silencio diciendo con voz entrecortada:

-Estos niños muertos, ¡que resbalosos nacen! ¿verdad?


RISOTERAPIA