Ha pasado más de 1 año desde que inició la pandemia de Covid-19 en nuestro país y el número de contagios no disminuye. Incluso en estos momentos, en nuestro estado, los casos nuevos se han incrementado, pero con la diferencia de que no existe un aislamiento social, bajo el argumento de que se debe salvaguardar la economía, situación que entiendo perfectamente, sin embargo, hay personas que se exponen a contagiarse de forma innecesaria como cuando acuden a centros comerciales, lugares de entretenimiento o existe aglomeración en espacios públicos.

Como ejemplo, hace unas semanas, tuvimos campañas políticas que propiciaron hacinamiento entre sus participantes y que favorecieron entre otros factores, el incremento en el número de contagios, lo que en consecuencia hace que sigamos trabajando a marchar forzadas ante este este rebrote.

El cansancio físico, emocional y profesional se ha hecho presente en muchos de nosotros que formamos el equipo de salud, pero seguimos sin bajar los brazos, sin embargo, el ver la actitud de las personas nos hace caer en un desánimo que nos agobia más.

Pongo como ejemplo de estas actitudes, el caso de una paciente joven que acude la consulta externa solicitando atención (área no Covid del sitio en donde laboro). Antes de llegar a la ventanilla, primero tuvo que pasar un filtro en donde se les pregunta si tienen síntomas que estén relacionados con Covid-19, posteriormente, la señorita recepcionista vuelve a preguntar el motivo de su consulta y signos y síntomas relacionados con Covid. Para poder entrar a consulta conmigo, la paciente tuvo que haber pasado dos filtros. Al momento de interrogarla, me dice que tuvo fiebre, cefalea, cansancio, diarrea, dolor de cuerpo y malestar general de menos de una semana. Al escuchar esto, le comento que cumple con criterios para realizarse una prueba antigénica rápida para descartar Covid-19. Ella me argumenta que no puede ser que tenga Covid, aunque si lo pensó, pero como hace un año se enfermó de esto, juzgó que esto ya no puede ser, además me dice que al llegar y ver la fila tan extensa para pasar a los consultorios especiales (Módulos de Atención Respiratoria), mejor decidió pasar a la consulta externa, por lo que en los filtros negó los síntomas que le preguntaron a fin de ser atendida más rápido.

Lo grave de este caso, es que esta paciente probablemente infectada hizo fila detrás de una embarazada y delante de un adulto mayor y una mujer con un bebé de tres semanas de vida, y no le importó contagiar a los demás para obtener el beneficio de pasar antes. Indolencia total, con una actitud sumamente egoísta.

Otro caso me sucedió esta semana, en el cual un joven se hizo una prueba rápida en un módulo instalado en la calle por parte del gobierno del estado con resultado positivo, por lo que fue enviado a su clínica para atención oportuna.

Al llegar a la unidad médica, vio una larga fila para el módulo donde se atiende Covid y decidió pasar a la fila menos larga que es la de la consulta externa. Al estar en el primer filtro, dijo que venía por una incapacidad y negó síntomas, sin embargo, no dijo nada de su prueba positiva. Al llegar con la recepcionista, repitió la misma historia, así que, al entrar al consultorio, enseña el resultado de su prueba rápida y solicita su incapacidad.

Al cuestionarle el porqué de acudir a la consulta en lugar de solicitar atención en el módulo, me respondió que se sentía bien, que no tenía síntomas y que además era más rápido. Indolencia total, buscar su propio beneficio sin importar dañar a los demás, pues, aunque no tenga síntomas, puede contagiar a los que lo rodean.

Así como estos ejemplos, podemos observar muchos otros. Ayer mismo, al dirigirme al trabajo, observé una camioneta de trasporte público colectivo, llena hasta el tope, con pasajeros que incluso iban parados en su interior y lo peor, un agente de transito motorizado cruzó junto el vehículo y no lo detuvo a pesar de que excedía la capacidad de pasajeros permitida. Indolencia del conductor del vehículo que no le importa poner en riesgo a sus pasajeros y generar un sobrecupo, indolencia del agente de tránsito, que no detuvo este vehículo que en estas circunstancias, es una fuente de contagio.

Los pacientes me han comentado, que la necesidad los obliga a tener que utilizar vehículos con sobrecupo, pero que lo más grave es que muchos utilizan el cubrebocas mal puesto, con la nariz descubierta, en el cuello o incluso en mal estado por la utilización prolongada del mismo.

La indolencia, nos está haciendo daño e incrementa el número de contagios. Tal pareciera que nos hemos acostumbrado a la muerte y el dolor ajeno y que ya no nos importa enfermarnos.

Estamos cayendo en el error de pensar que, porque ya hemos sido vacunados, no podemos enfermarnos y bajamos la guardia ante las medidas preventivas ya de todos conocidas. Y efectivamente es un desacierto no cuidarse ya estando vacunados, puesto que no recibimos una inmunidad al 100% y por su puesto de que podemos enfermarnos e incluso estar asintomáticos y contagiar a los que nos rodean.

Como sociedad, estamos adoptando conductas egoístas, en la cual la salud y el bienestar de los demás ya no nos importa.

Es necesario retomar nuestros comportamientos preventivos en beneficio de aquellos con quienes convivimos, de cuidarnos y cuidar a los demás, de pensar en el bien común más que en el personal. Inmanuel Kant cita en uno de sus escritos: El hombre debe desarrollar sus disposiciones para el bien.

Y cuando esto no es factible al llegar a un lugar en donde observemos que las condiciones son peligrosas,
incrementemos nuestro cuidado personal, estemos alertas de nuestro entorno, pongamos en práctica las medidas de higiene ya aprendidas y sobre todo, recordemos que el Covid-19 sigue cobrando víctimas mortales, que sigue dañando familias en su estructura y funcionalidad y que no es un invento.

No puedo decirles hasta cuando durará esta pesadilla, pero si puedo asegurar que es responsabilidad de cada uno cuidarse y cuidar a los que nos rodean, vacunarnos todos para lograr el efecto rebaño y ayudar así al equipo de salud a realizar su trabajo.

Autocuidado es la clave y así cuidamos a los demás, sin caer en el error de pensar que no pasa nada. No seamos indolentes.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México a 01 de Julio del 2021

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